Y así habló Juana cuando supo cuál era su condena, obviamente,
o escuchaba lo que la daba la gana o estaba sorda o se hacía un poco la loca... ¡Si no hacía caso ni a Dios! y eso que le hablaba directamente. También podía ser
que era francesa, que todos sabemos que son muy suyos.
El caso es que se alegró mucho al oír que retiraban los
cargos y la invitaban a una fiesta con banquete para pedirla perdón... Salió de su error cuando vio que ella era la carne que iban a
asar…
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