Sócrates fue condenado a muerte por no reconocer a los dioses
atenienses y corromper a la juventud, alejándola de los principios de la
democracia (si le pillan los del 15-M). Realmente le juzgaron porque dos de sus
discípulos fueron tiranos que atentaron contra Atenas... ¡Cría cuervos! (y tendrás más)
El caso es que pudo haber escapado gracias a los amigos que
conservaba, que planearon su huida, pero justo antes de que pudiera escapar
alguien tuvo a bien invitarle a un cóctel de cicuta, que bebió con gran placer
(¡cómo le gustaban las copas!).