En 1633 galileo es condenado a prisión perpetua, y se le
conmina a abjurar de sus ideas heliocentristas. Tras la abjuración, el Papa
conmuta la prisión por arresto domiciliario de por vida.
En 1741, el papa Benedicto XIV no tuvo más remedio que
autorizar las obras sobre el heliocentrismo ante la prueba óptica de la órbita
de la Tierra.
Es en este momento
cuando henchido de orgullo y tras darse una buena hostia con la tapa, cuentan
que se escuchó desde la tumba de Galileo esta profunda reflexión (la
profundidad se debe más quenada porque fue hecha a 2 metros bajo tierra)…
Aunque hay quien afirma que lo que realmente dijo dijo fue:
“¡Bazinga!”
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